Un aire cálido circulaba despaciosamente,
en lo alto el sol esparcía todo su fulgor,
gente que transitaba despreocupada y sonriente,
sobre el asfalto dilatado por el intenso calor.
En un lugar cualquiera nos reencontramos,
y disfrutamos recordando momentos ya idos,
cándidos, divertidos, genuinos amigos,
hoy, con algunos sueños ya cumplidos.
Nuestro pequeño mundo entonces poblado,
de incognitas, dudas, metas y fantasías,
aquel sueño que recurrente volvía programado,
siendo el empuje y energía de nuestros días.
Tiempo de sentir aquellas remembranzas,
junto a una amistad sincera que celebramos,
nos invadió la nostalgia y añoranzas,
por algunas espectativas que no alcanzamos.
Lejana y tierna adolescencia,
siempre imaginando alguna quimera,
con impaciencia y cierta inocencia,
ayer de prolongada primavera.
Las hojas del tiempo se esfumaron,
dejando su huella imborrable,
por un momento las almas de pasado vistieron,
y su luz reverberó incesante...
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