Me pierdo en la penumbra de una eterna noche,
éxtasis de luciérnagas urdiendo añoranzas,
reciben espectros de lo que fuimos sin reproche,
y al tiempo que devoró con silencios esperanzas.
Mansedumbre de libres y sonoras letras,
que desean aproximar su imagen,
a este hoy, falto de palabras,
de visión inerte que en desilución convergen.
La luz aflora nuevamente,
porque sigue latente la inefable vida,
el elixir de la existencia es urgente,
cuando impulsa la verdad sentida.
Por algún resquicio el tiempo se esfumó,
de esta efímera circunstancia llamada vida,
por mis manos tensas cubiertas de espuma,
resbala inaudible nuestra melodía...
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