Presagio que ronda por mi mente,
acompañando cada instante de mi vida,
ansiedad y osadía permanente,
remota realidad aparecida.
Amplitud de sonidos que arroban,
envueltos en tibieza y candor,
dispersando lo que silenciaban,
con su inefable resplandor.
Predicción de un mañana diferente,
amalgamando enigmas y complicidad,
invaden mi alma eternamente,
con una sutil simplicidad.
Presagio que a lo absurdo limita,
uniendo universos equidistantes,
intuición que a la intrepidez incita,
en tinieblas de noches incesantes.
Junto al otoño amanecido,
llegan acordes al despertar,
tras las intensa noche había crecido,
el enigma de un volver a empezar...
Susana E. Irigoite
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