Cubierta de sombras en medio de la noche,
giro levemente las hojas de mi calendario,
una estrella observa sin hacer reproche,
y mi mente guarda un pensamiento gregario.
La sangre por mis venas corre,
cual gota de rocío por el pétalo de una rosa,
algún recuerdo fugaz de visión dolorosa.
La luna lentamente se ha despedido,
dejándome en un éxtasis plagado de dudas,
en todo y en nada he creído,
verdades ocultas quedaron desnudas.
La noche ya es madrugada,
otra de las tantas desvelada,
en la que no encuentro sosiego,
y emerge con zozobra mi ego.
La magia ha desvanecido,
el tiempo al alma ha corroído,
llevando por un viento bravío,
todos los amaneceres en un navío.
Las estrellas del firmamento,
también se han alejado,
permitiendo brillar la luz del nuevo día,
y con ella entonar una nueva melodía...
Susana E. Irigoite
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