Cuántas veces caminando,
por una calle desierta,
en una realidad incierta.
Cuántos atardeceres me sorprendieron,
del trabajo a mi hogar regresando,
luces ignotas que de pronto surgieron,
y mi sendero fueron iluminando.
Un tiempo sin medida,
de ansias de caricias compartidas,
felicidad de una vida ya ida,
amalgamando nostalgias de partidas.
La vida va trazándome una huella,
aquella que mis sueños seguirán,
no podría continuar sin ella,
y cuando el tiempo la borre,
ellos también se irán...
Susana E. Irigoite
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