aquel nacido a edad temprana,
semilla que no llegó a germinar,
vibrando igual que una campana.
Inicio de una inolvidable ilusión,
que sutilmente iluminó a mi alma,
adversidad convertida en canción,
que devolvió a mi ser la calma.
Hoy desde el silencio surge,
aquel amor frágil e inocente,
irrumpe, aflora, emerge,
como prisma refulgente.
Aquel amor cristalino y sublime,
quien sin un por qué se alejó,
lacera el recuerdo que oprime,
aunque ya el tiempo pasó...
Susana E. Irigoite
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