La hierba se aquieta,
bajo un manto de oscuridad,
y en un nido la silueta ,
de quien regresa en soledad.
El sol se despide silencioso y refulgente,
el cielo es un prisma de colores,
con sombras jugueteando en el poniente,
entre ranas y grillos trovadores.
Atardecer en el campo,
sinfonía crepuscular de la naturaleza,
brisa que susurra un canto,
y llega entre bruma con presteza.
La magia de un tiempo transcurrido,
nos habla de momentos compartidos,
llegó la quietud, el telón se ha corrido,
ahora impera el estar muy unidos...
Susana E. Irigoite
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