La bicicleta muda serpenteaba,
por el asfalto sediento y ardiente,
un sol radiante me saludaba,
Sentí libertad muy dentro del pecho,
y al canto en mi garganta resurgir,
como trovero que proclama su derecho,
a un castillo de ilusiones construir.
Un canto a la madre naturaleza,
a la vida, al amor en cada amanecer,
gratitud por este día que embelesa,
y a mis sentidos les brinda placer.
Todos muy unidos marchemos,
por un sendero de luz armonioso,
a nuestras banderas y credos aunemos,
en un solo clamor de amor glorioso...
Susana E. Irigoite
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