Un papel en blanco, un sentir,
el anhelo en el pecho palpitando,
una angustia con ansias de salir,
y al devenir del tiempo imaginando.
Se va, no retorna, se esfuma,
el temple reflejado en su pluma,
quedando a solas con mi orfandad.
Una luz que entre sombras resplandece,
me embriago con aire que flota levemente,
una mariposa que sobre la flor se mece,
y el sol que acaricia sutil y suavemente.
Esta tarde primorosa invita,
a sentir esta gloriosa existencia,
y a escribir con urgencia incita,
más allá del dolor de la ausencia...
Susana E. Irigoite
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