LLegada la noche,
mi mente divaga,
fundido en mi almohada.
Afuera,
el frío castiga y hace daño,
me acurruco en nuestra cama,
mi cuerpo está helado,
lo siento como al tuyo esa mañana.
Extraño,
la tibieza que con cariño me brindabas,
el calor de tu cuerpo en noches tan frías,
las tardes grises en las que me acompañabas,
haciéndome partícipe,
de tus ideas y de lo que sentías.
¡ Te extraño!
Mi compañero, amante, amigo, mi todo,
cada día te extraño más y más,
y aunque se que no vendrás,
sigo esperando, por esa puerta, verte regresar...
Susana E. Irigoite
17- 04- 14
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