que da vida y sustento,
que al desvalido alienta,
con la fuerza del viento.
Caricia, aurora de fragancias,
sutiles palabras gestuales,
que mitiga el dolor de las distancias,
a veces no deseadas y casuales.
Es aquella caricia anhelada,
la que siempre quedará gravada,
en el alma de algún peregrino,
que transita vagabundo su destino...
Susana E. Irigoite
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