cuando las hojas caían,
ya marchitas sentían,
aquel sueño interminable.
Esas hojas una alfombra tendían,
donde mis pies se deslizaban,
su sentido crujir expandían,
resonando, su dolor expresaban.
En medio de tanto silencio,
el hastío se hizo presente,
un troza de tiempo ficticio,
devoraba el momento existente.
En ese lejano y otoñal día,
el recuerdo fue hacia un momento,
que estaba presente y aún dolía,
un cuerpo, su temblor y sentimiento.
Recuerdo que hoy se agita,
en cada resabio de memoria,
en cada espasmo regurgita,
un tramo doloroso de su historia.
Quizá el tímido sol y la brisa,
de este flamante otoñal día,
me devuelvan su sonora risa,
a través de una tierna melodía...
0 comentarios :
Publicar un comentario