recuerdo en color sepia que insistió,
aún punzante y anclado,
revelando lo que mi alma sintió.
El tiempo transcurrido no ha borrado,
aquella pequeña que en solitario con alegría,
tenía esperanzas, ilusiones, algo soñado,
que la vida algún día le otorgaría.
Hilvanando sueños feliz se sintió,
junto a la joven que entonces la cuidaba,
su espíritu de niña de gala se vistió,
y aprendió a quererla, la acarició.
Aquella que tanto amor le brindara,
esa niñera, un día tuvo que marcharse,
y aunque su ser con tristeza la despidiera,
su corazón fue feliz junto al de ella,
al estrecharse...
Querida Esther donde hoy te encuentres,
por SIEMPRE mi cariño, gratitud y recuerdo vuelan hacia ti.
Susana E. Irigoite.
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