a ese sonido lejos llevaron,
el telón de ensueños ya desteñidos,
junto a la noche se acurrucaron.
Años que saltando tan de prisa,
el alma obnubilaron al girar,
y en la alborada una suave brisa,
al tic tac del reloj se escuchó clamar.
El alba llevó un sutil encaje,
regaló aromas que en el aire flotaron,
el tiempo no borró aquel paisaje,
y la furia de los años aún aullaron.
Un aire suave mi rostro acarició,
y el arroyo cercano susurró en mi oído,
las aguas se ondularon cuando amaneció,
Susana E. Irigoite.
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