aletargado, distante, álgido, indiferente,
hasta esa mañana esperada y presentida,
en la que mi YO se mostró diferente.
Hoy YO con mi YO nos miramos de frente,
un diálogo se estableció entre ambos,
YO le dije a mi YO que él se veía diferente,
que sería necesario aceptar esos cambios.
¿Cuánto tiempo hacía que no hablábamos?
¿Cuánto tiempo que no nos cuestionábamos?
pero la realidad imperante nos desafía,
con la premisa que ambos soñábamos.
YO con mi nuevo YO nos miramos,
hacía mucho que YO no sonreía,
mi flamante YO extendió sus brazos,
y comprendí que ahora sí, el tiempo existía...
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