Pululan aromas en un nuevo amanecer,
aire primaveral que embriaga mi ser,
y despierta con el alba al alma mía.
Las verdes praderas resplandecen,
bajo el brillo del sol refulgente,
el gorjeo de pájaros que agradecen,
y la algarabía que es creciente.
La vida se agita en todos sus instantes,
y la fugaz ternura que nos habita,
somos próximos y tan distantes,
en esta existencia que es finita.
Destellos de belleza y colorido,
descubren rescoldos de atardeceres,
sinfonía del sentimiento nacido,
refugio de sentidos y callados placeres...
Susana E. Irigoite
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