Cansancio de palabras banales,
de espacios plagados de silencios,
de seres en situaciones cruciales,
recibiendo respuestas de necios.
Cansancio de tanta impunidad,
ante falta de valores y tanta crueldad.
Cansancio de un pueblo agobiado,
y que aún así, lucha esperanzado.
de mucha hilaridad desvergonzada.
Cansancio de tanta indiferencia,
y de que hoy, no exista conciencia.
Cansancio de sentir ingratitud,
de falta de compromiso y solicitud.
Cansancio de ver incomprensión,
ante la angustia y desesperación.
Cansancio,
de una piel algo curtida,
por otoños adentrados en el alma,
que derrama su lágrima más sentida,
en medio de la noche cerrada y calma.
Susana E. Irigoite
0 comentarios :
Publicar un comentario