Sutil melodía que lejana llega,
entre las estrellas de una tibia noche,
a un eterno vaivén sin ningún reproche.
Entre nubes claras resplandece,
una imagen de sublime esencia,
siento que mi fervor florece,
ante la cercanía de su presencia.
Dios lo ha enviado y sabrá por qué,
está aquí, a mi lado protegiéndome,
quizá sea un sueño, tal vez, no lo se,
pero junto a mí camina guiándome.
Ángel que me ayuda en horas muy duras,
cobija y envuelve con inmensa ternura,
en noches tediosas, surcadas de dudas,
me alienta y acaricia con su dulzura...
Susana E. Irigoite
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