la brisa gélida mis huesos caló,
algo muy vago pasó por mi mente,
hizo sentir a mi alma doliente.
Mi espíritu se estremece al verte,
entre densas tinieblas nuevamente,
es la etérea bruma que acontece,
dilatando el tiempo tristemente.
yo soy viento avasallante,
calma en una noche vacía,
compañía de un ser delirante,
en una soledad muy fría.
No hallo respuestas coherentes,
dichas con prisa y aire insolente,
no busco ni quiero oír más excusas,
deseo claridad a situaciones confusas.
Y te intuyo buscándome,
atormentado en largas madrugadas,
entre nubes hablándome,
con inefables desdichas apagadas.
El pasado se va transformando,
lo bueno y malo atrás va quedando,
desdibujando un acabado sueño,
de ilusiones tejidas con empeño...
Susana E. Irigoite
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