Ese beso maternal eterno,
es el que emerge desde el alma,
junto al beso puro y fraterno,
de amigos que nos dan calma.
Aquel beso robado con pudor,
el que fue dado con amor verdadero,
el más candoroso que implicó valor,
pleno de luz y totalmente sincero.
El beso dado con amor y respeto,
por los novios frente al altar,
es inolvidable y a la vez un reto,
sin que nadie lo pueda negar.
Ese beso que doy a mi tierra,
donde comencé a vivir,
por ser quien con amor encierra,
toda mi existencia y sentir...
Susana E. Irigoite
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