Contemplando de un velero su partida,
por horas lejanas transita mi mente,
las dudas, los golpes, lo duro de la vida,
retornan a mi ahora de repente.
Tal vez mi manera de amar,
no fue lo que tejían tus audaces esperanzas,
a tus heridas ansiaba curar,
y me perdí en la vorágine de tus añoranzas.
Puede parecerte tonto o inadecuado,
que me cuestione esto ahora,
pero brindarte mi amor fue lo más deseado,
con mi elocuencia de soñadora.
Solo estoy segura y jamás dudaré,
de que te he amado como supe hacerlo,
mucho más de lo que jamás imaginé,
y que a tu lado al amor pude conocerlo...
Susana E. Irigoite
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