Sorteando charcos de la calzada,
bajo una lluvia impertinente,
con su mirada algo cansada,
a la deriva camina lentamente.
Hoy dentro suyo se anida el dolor,
es poseedora de bríos que le dan vida y alientan,
atesora en el alma a su gran amor,
y escucha con arrobo sinfonías que la sustentan.
Qué rumbo ha de tomar,
si él ya no la espera,
para quizá juntos soñar,
o compartir una quimera.
El viento del sur la va guiando,
el agua se desliza por su rostro y lo acaricia,
mientras su torso se va inclinando,
ignorando que el tramo final recién inicia...
Susana E. Irigoite
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