La tarde crepuscular anuncia un letargo,
ese sosiego que el espíritu clama,
las aves se han ido y sin embargo,
Descubro muy erguido su mangrullo,
navego en las páginas de la historia,
y mi corazón henchido de orgullo,
hace un recorrido en mi memoria.
Es uno de los baluartes nuestros,
es identidad, historia, vivencias,
sangre derramada por ancestros,
que asoma y llama a conciencias.
Héroes anónimos su ejemplo dejaron,
perdiendo sus vidas en duras batallas,
con bravura al malón enfrentaron,
liberándonos de todas las murallas.
Es nuestro Fortín un trozo del pasado,
testigo fiel e irrefutable de un tiempo incierto,
que tendremos por siempre atesorado,
de la batalla en la Conquista del Desierto.
Susana E. Irigoite
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