A través de la ventana de un tiempo,
descubro su mirar desolado,
corazón anhelante y tembloroso su cuerpo,
Ansias de haber atrapado los silencios,
dejando atrás la angustia y el dolor,
acunando en su regazo arpegios,
entonados por un ángel con amor.
Las horas han pasado inexorables,
esperas y demoras han sido implacables,
más, ella aún espera ilusionada,
velar el sueño de su hijo embelesada.
Aquel que la haga regresar cada mañana,
desde lo más profundo de su ser,
con el tañido constante de una campana,
que anuncie su proyección y renacer...
Susana E. Irigoite
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