Como un río que da origen a la vida,
y va dejando huellas en su recorrido,
el nuestro es un viaje improvisado de ida,
que al transitarlo toma sentido.
Extraño temblor que recorre,
agudizando palpitante los sentidos,
manantial que fluye y se escurre,
acelerando cauteloso los latidos.
Llueve y una alfombra dorada,
cubre la vereda de empeños,
una melodía ahora pausada,
en sincronía acompaña ensueños.
En un papel mil sueños esperando,
el ansiado final de un destino,
donde el estigma se haya borrado,
y el futuro se visualice cristalino...
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