La noche envuelta en sombras,
ronda sigilosa a mis lados,
musita con ansias mustias,
las notas de arpegios alados.
La noche que me atrapa,
es la misma que en sus sombras,
a mis pensamientos deshilacha,
en laberintos de mudas palabras.
Una vibración sonora,
al caminar me acompaña,
escucho que entre tinieblas alguien implora,
furtivo aliento que dolor entraña.
Quizá, por qué, tal vez,
cuántos interrogantes,
cuántas dudas y certezas a la vez,
asaltan en las inmensidades silentes.
Es nohe, la quietud se esparce,
se extiende por doquier el silencio,
momentos de instrospección y alcance,
de logros sin desvanecer,
ante el cansancio...
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