desvelos que tu recuerdo provoca,
lánguidos y furtivos empeños,
que al buscar el olvido te evoca.
cubrió de pronto mi sombra,
convertida en una brillante luz,
que al descubrir el horizonte asoma.
Resplandece tu figura,
como prisma refulgente,
y es tu voz la que segura.
eclipsa lo que mi ser siente.
Llegaste a mi desde una galaxia,
donde prima el amor y la belleza,
eres mi ángel guardián que acaricia,
y cubre mi alma con inefable nobleza.
Susana E. Irigoite
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