Amanecer inusitado y sentido,
acariciado y amado en cada instante,
clamor por un sueño añorado y querido,
que al alma transporta constante.
Pertinaz locura lejana y soñada,
en ausencia de caricias que subyugan,
elevan y llevan al éxtasis en la alborada,
Fragor por un desvelo sentido,
a la cima del horizonte trepando,
llovizna sutil que ha invadido,
todas las ansias transitando.
suspiros que brotan inmediatamente,
al imaginar el contacto de su piel,
incentivados con un aroma dulcemente,
y dibujados levemente por un pincel.
Atisbo de impávidas nostalgias,
desvanecen ante su algarabía,
perpleja sumergida en caricias,
entre rescoldos las escondía.
Caos que surge y al pesar ahonda,
crepitar de leños y el infortunio,
cenizas que se esparcen y rondan,
urdiendo en el infinito un plenilunio.
Susana E. Irigoite.
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