envueltos en sonidos y distancia,
que avasallantes y despiadados,
atrapan mi mente con insistencia.
Recuerdos que se instalan,
impidiendo avanzar,
con tenacidad perturban,
cuando la meta es soltar.
Y ahí estoy yo; la diferente,
la que de prisa acude,
la que no es indolente,
y la que a su angustia sacude.
A la que acallaron su voz,
por un largo tiempo,
y en su interior un grito feroz,
se debatió gimiendo.
Las calladas sombras recrudecen,
retornan furtivos aquellos recuerdos,
vacilantes observan muy quedos,
más, con ahínco las ilusiones,
también florecen...
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